jueves, 13 de marzo de 2008



LISA GHERARDINI
 

“Margaret Livingstone, experta en percepción visual, desveló en el Congreso Europeo de Percepción Visual que se celebró en La Coruña que la enigmática sonrisa es "una ilusión que aparece y desaparece debido a la peculiar manera en que el ojo humano procesa las imágenes". Livingstone señala además que los artistas llevan mucho más tiempo estudiando la percepción visual humana, que los mismos médicos especialistas en el tema.
El ojo humano tiene una visión fotópica, fóvea o directa, y la escotópica o periférica. La primera sirve cuando se trata de percibir detalles, pero no para distinguir sombras, que es la especialidad de la segunda. Leonardo pintó la sonrisa de la Mona Lisa usando unas sombras que se ven mejor con la visión periférica. Para ilustrar el efecto, puede concentrarse la mirada en una sola letra sobre una página impresa y comprobar lo difícil que resulta reconocer el resto de letras.
Por otro lado, para efectos de esclarecer los enigmas, se utilizó un software especializado en la "medición de emociones", el cual fue aplicado a la pintura para obtener datos relevantes acerca de la expresión de la modelo. La conclusión revelada por el programa, es que La Mona Lisa está un 83% feliz, un 9% disgustada, un 6% temerosa y un 2% enfadada. El software trabaja sobre la base de tomar en cuenta rasgos como la curvatura de los labios y las arrugas producidas alrededor de los ojos. Tras obtener las mediciones, se compara con una base de datos de expresiones faciales femeninas, la cual contiene una expresión promedio. Así, mediante este nuevo programa, se podría analizar el estado de ánimo de una persona a través de una fotografía suya o un cuadro.”
Y esta gente está un 90% mal de la cabeza. Vale que funcione un programa así, sólo sería fiable en caso de fotografías que retratan fielmente la imagen real. Pero tratándose de un cuadro… Bueno, hay que especular, sea como sea. Un pintor, aún en un retrato, no refleja la realidad más pura, ya que puede cambiar la expresión del rostro, las dimensiones, etc. Y es que un retrato no será nunca una foto.

Al margen de esto, o teniendo que ver, hace poco leí un libro alemán de los años 60. En él el protagonista habla de lo que él denomina “temperamentos artísticos”, gente algo pedante, retórica, y que se cree con criterio para ser crítico de arte. La verdad es que la gente que habla pedantemente, es la que más callada debería estar. Porque luego escuchas lindezas del calibre de… “En medio del paisaje aparece un puente, elemento de civilización, que podría estar señalando la importancia de la ingeniería y la arquitectura.” ¡Claaaaaaro! Está claro, Leonardo pintó un puente no porque le dio la gana, o porque lo viera por ahí, sino para destacar la importancia de la ingeniería y arquitectura en su sociedad actual. Los artistas, aún en sus obras maestras, dejan elementos al azar, y es lo esencial de la obra, o lo que requiere la atención del espectador, lo que exige una mayor precisión. De ahí que sigan buscando el paisaje de fondo del cuadro en los Alpes, cuando podría ser totalmente inventado, y se extrañan cuando las dos partes del paisaje no obedecen a las leyes de la física, dado que en un lado el agua está más alta que en otro. Otra joya: “El brazo izquierdo descansa sobre una butaca. La mano derecha se posa encima de este brazo. Esta postura transmite la impresión de serenidad y de que el personaje retratado domina sus sentimientos.” Efectivamente, cualquier pensamiento de que simplemente está posando para el cuadro es incompleto dado que la modelo elige esta postura para indicarnos subliminalmente que ella domina sus sentimientos. Muy Pensao. En fin, que a veces lo evidente es más lógico que lo rebuscado. Me hace gracia este tipo de comentarios, ya que yo también lo he sufrido con alguna de mis obras, cuando la gente me decía entusiasmada que había visto mi intención en no se qué en una parte de una obra que no se qué, y que era la leche porque no se qué, por dentro me daba la risa, pero tampoco quería cortarle el rollo al pobre chaval.

En fin, también reseñar como curiosidades que la retratada no quiso el cuadro porque Leonardo había tardado demasiado, (4 años) así que enfadada lo mando a paseo, que el rey Francisco I lo tenía en el cuarto de baño, no sé con que fin… y que el original que podemos ver en el museo del Louvre, no se sabe si es original dada la calidad de las copias que se hicieron durante su robo en 1911.