sábado, 10 de noviembre de 2007



Recuerdo cuando en los tiempos pre-auditorio, el conservatorio estaba en el mismo edificio que la biblioteca. Jamás he visto una simbiosis tan perfecta. Del mismo modo que cuando la gente armaba alboroto antes de clase, salía la bibliotecaria para mantener el silencio, cuando te encerrabas tardes enteras en la biblioteca para leer teatro griego, por ejemplo, tenias de fondo canciones como esta, que hacían de la lectura un placer sublime. Sé que cuando cambiaron el conservatorio de sitio nada volvió a ser lo mismo. Ni para los unos ni para los otros. La magia de una historia de amor mal avenida se había perdido. Ahí di mis primeros gateos en el mundo de la música, y aprendí que se me daba mejor la composición y la improvisación que la interpretación. Y había un algo en el ambiente, un encantamiento, algo, que te hacía pensar realmente en algún tipo de magia.


PD: En esas escaleras, en la esquinita de la izquierda, di mi primer beso de amor verdadero. Creo que ninguno de los dos lo olvidará nunca.

Otra PD: Esas ventanitas siempre me recordaron a la torre de los Nuevos Titanes.