lunes, 29 de octubre de 2007



NO CONSEGUIRAS NADA DE MÍ

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- Me coacciona caballero.
- ¿Usted cree?
- Me está coaccionando. ¿No ha visto el cartel?
- Lo vi en navidades…
- Pues debería comprometerse.
- Lo haría.
- Yo una vez me comprometí ¿sabe?
- ¿Y fue doloroso?
- Si, mucho. No me gusta que me coaccionen.
- Tenga en cuenta que soy su amigo. Y que siempre lo ha dado usted todo por mi, y yo por usted. Y que generosidades más grandes hemos derrochado.
- Aquí no se habla de cantidades… Mi generosidad la decido yo, no necesito que alguien lo haga por mí, si quiere algo, pídalo con humildad, no utilice artimañas que me hagan sentirme incómodo.
- Tiene razón, se lo pido con humildad. ¿Puede usted prestarme a su esposa?
- Pues verá, no.
- ¿Usted ve? Era conveniente usar artimañas.
- No es por mi esposa. Es que si se la lleva, tendrá que llevarse también a mi suegra, y por eso si que no paso. Hace el mejor cocido de toda Eurasia.
- Veo que es difícil engañarle a usted.
- Es que las pillo al vuelo.
- Creo que podremos llegar a un acuerdo. Le ofrezco…
- No se moleste… No aceptaré nada.
- …un esclavo…
- ¿Un esclavo?
- Si, de color.
- ¿De qué color?
- Azul, como el cielo.
- Me gusta más el azul marino. Me niego.
- Puede ser azul marino.
- ¿Puede ser azul marino?
- En efectivo.
- Y a cambio usted se llevaría a mi mujer y a mi suegra…
- En efectivo.
- Está usted loco, francamente creo que está usted loco.
- En efectivo.
- ¿Sabe que a un hombre se le conquista por el estómago? Es inútil, mi corazón ya no me pertenece. Pierde usted el tiempo.
- ¿Y cómo puedo encontrarlo?
- Mirando el reloj…
- Es usted francamente admirable, me quito el sombrero, un hombre de principios…
- Y de finales.