EL CONCIERTO MALDITO TAKE TWO
http://www.goear.com/listen/7b22ba4/65-el-concierto-maldito-take-two-poalris
SÁBADO 11 DE JULIO DE 2009
Me desperté muy nervioso a las 05:15. Tenía la sensación de que se me iba a hacer muy largo el día. Había quedado con Julián en que vendría a buscarme a las 06:00 así que me fui preparando con la música de Metallica a todo trapo. Y a esa hora, en mi portal, empezó todo. Me subo a su coche, y empezamos el viaje. Entre lo dormidos que íbamos y los nervios, no hablamos mucho. Sólo me comentó que había una familia que se dedicaba a aparcar coches a viajeros más barato que en el aeropuerto, y que luego te acercaban. El caso es que cuándo llegamos a las inmediaciones del aeropuerto no vimos nada de ese palo, así que optamos por dejarlo gratuitamente en un campeiro y luego seguir andando. Llegamos al aeropuerto a las 07:00 y teníamos que estar en la puerta de embarque a las 08:00. Así que nos tomamos tranquilamente un café mientras hablábamos de las posibilidades del festival, grupos, canciones, etc… Entonces anuncian nuestro vuelo por megafonía, así que… ¡Allá vamos! Pasamos por seguridad… y por supuesto volví a pitar, soy el hombre pitido. Jejeje. Sólo tuve que quitarme las botas y ponerlas en una bandeja. ¡Qué coñazo! Ya en la zona franca, nos pedimos unas cervecitas bien frías para amenizar la cola y calentar motores para el Sonysphere… ¡Pero qué gusto! Anuncian por megafonía que Seijas es el hombre más sexy de la cola de Ryanair, y que el avión se retrasará unos minutos. Esperamos… En la cola vemos a algunos greñudos con camisetas negras con Slipknot y otros grupos, y nos preguntamos si también irán a dónde nosotros. Vemos cómo aterrizan y despegan aviones entre la niebla, y bromeo constantemente con el Juli. Anuncian por megafonía que Seijas ha conseguido un gallifante y que el vuelo a Reus de Ryanair ha sido cancelado. Se oyen cientos de nerviosos ohs, mientras yo tranquilamente le digo a Julián que no se altere, que seguro que arreglarían la situación. Así que nos pedimos unas cervezas. Personal de Ryanair nos dice que esperemos, que el anuncio de cancelación era precipitado. En fin, pensé, no os aclaráis ni vosotros. Veinte minutos después anuncian por megafonía que Seijas pierde la paciencia y que el vuelo de Ryanair a Reus ha sido cancelado definitivamente, y que los pasajeros pasen a recoger las maletas por facturación. ¡¡¡BASTA!!! Es en ese momento cuándo bajamos a la oficina de Ryanair y vemos una multitud de gente, algo menos tranquila que nosotros, gritando como verduleras en el mercado, pidiendo hojas de reclamación, y cagándose en todo lo cagable. Pues venga, paciencia y a hacer cola. La gente estaba muy nerviosa y no paraba de decir estupideces, y de agobiar a las pobres currantas. Y aquella cola avanzaba a paso geológico. Infelices, tenían que cambiar la fecha de sus vacaciones, quedarse un día más, o quedarse sin ver el festival, reclamar dineros… Llegamos al anhelado mostrador a las 12:00 y ninguna de esas opciones me satisfacía. Así que lo primero que le dije a la chorva fue: “Nosotros no queremos dinero, tenemos que estar en Barcelona esta tarde como sea.” Y entonces empezamos a ver posibilidades, horarias y económicas. Pillar un vuelo en otra compañía pronto lo descartamos, porque debido a la cancelación de Ryanair, los precios subieron de 150 a 600 € en cuestión de minutos. Como no contábamos con imprevistos, tampoco disponíamos de mucho efectivo. Haciendo escala en Madrid, nos ponían un vuelo a Girona, pero llegaba a las 22:00 y luego aún habría que encontrar transporte a Barcelona a esas horas. No. Contemplamos la opción de ir en coche, pero se tardaría 12 horas conociendo el camino y no llegaríamos. La otra opción de volar que nos daba la compañía y casi única por descartes, era de ir a Alicante. Allí llegaríamos a las 16:30. Tendríamos que buscar transporte de allí a Barcelona, y que nos permitiera llegar a una hora decente, para que nos mereciera la pena ir. Mientras nos lo miraban, yo decidí mirar por mi cuenta en un ordenador del aeropuerto, para aligerar trámites, pues el tiempo era oro. Vuelos a Barcelona no había. Los buses salían de noche, y llegaban a Barcelona al día siguiente. Sólo quedaba tren. Salía uno a las 16:16. No llegaríamos a ese. Salía otro a las 18:20 pero la hora de llegada era a las 23:45 de la noche. Sólo llegaríamos a Metallica, si llegábamos, y como Julián quería ver Machine Head y Slipknot, pues descarté la opción. Por lo tanto no había opciones. Me empecé a hacer a la idea de que nos quedaríamos sin ir. Volví al mostrador y le dije a Juli que no había nada. La chorva sólo nos confirmó lo que ya sabíamos. Nuestras caras de desesperación eran un poema. Tanto, tanto, que la chorva se compadeció y nos dice: “¿Y alquilar un coche?”. Nos miramos eufóricos. Era la única posibilidad. Entonces le decimos que nos mire coches en Alicante, y precios. Si era accesible a nuestro bolsillo, la decisión estaba tomada. Bueno, la chorva se volvió loca llamando a empresas de renta en Alicante. Y consigue hablar con una que le dice 200 €. Estamos conformes. Dejo a Julián cambiando los billetes a Alicante y corro a toda velocidad por el aeropuerto a sacar todo el efectivo que me queda en la cuenta, pues lo iba a necesitar. Al volver ya estaban los billetes cambiados, nos despedimos de la chorva, y nos emplazamos al día siguiente con ella para completar la reclamación ya con los tickets. Así que contentos y ya que faltaba poco para que saliera el vuelo, fuimos a seguridad, y no nos dejaron pasar. ¿Eh? ¿No les valía los papeles que les llevábamos? Jooodeeeer. Así que volvemos a Ryanair otra vez, y la chorva nos dice ¡que tenemos que pasar por facturación! Así que corriendo a facturación, allí cola, nos dan los boarding pass, y ahora si, pasamos por seguridad, no pito, subimos y para celebrar que todo había salido bien, pedimos unas cervezas, que nos tomamos tranquilamente mientras Juli se fuma unos pitillitos en la sala de fumadores. Faltaban 10 minutos para el vuelo, y le digo a Julián que iba siendo hora de ir, así que voy tirando mientras el termina. Qué raro. No había cola. Entonces pensé, ¿un avión para dos personas? ¡Qué guay! Y me acerco a la puerta de embarque. Nada más verme, la azafata me mira con ojos de plato y me grita: ¡¡¡PARA ALICANTE!!! Y yo: si, claro… Automáticamente coge el telefonillo y exclama toda agobiada: ¡No despeguéis, aún queda un pasajero en tierra! Y yo: ¡NO, QUE SOMOS DOS!, y voy corriendo a por Julián, y los dos corriendo por la puerta de embarque, escaleras, pista y avión, a lo Indiana Jones. Cuando subimos al avión petadísimo, y nos sentamos, teníamos la reconfortante sensación de que estábamos dentro, que lo habíamos conseguido, y que ahora todo saldría bien. Me puse los cascos y empecé a escuchar el Master of Puppets. Pensé en todos los Heavys que se rindieron en Santiago, y que no estarían en el concierto, que nosotros éramos los únicos supervivientes. (“Only the strong survive” No Remorse. Metallica.) Me sentí fuerte, feliz, y pensé que querer es poder. Como no habíamos desayudando, y sólo habíamos bebido cerveza, los cambios de presión nos marearon de lo lindo. Pero estábamos entre las nubes volando hacia nuestro destino, y todo iba salir bien. O por lo menos, eso creíamos.
¿Continuará?
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SÁBADO 11 DE JULIO DE 2009
Me desperté muy nervioso a las 05:15. Tenía la sensación de que se me iba a hacer muy largo el día. Había quedado con Julián en que vendría a buscarme a las 06:00 así que me fui preparando con la música de Metallica a todo trapo. Y a esa hora, en mi portal, empezó todo. Me subo a su coche, y empezamos el viaje. Entre lo dormidos que íbamos y los nervios, no hablamos mucho. Sólo me comentó que había una familia que se dedicaba a aparcar coches a viajeros más barato que en el aeropuerto, y que luego te acercaban. El caso es que cuándo llegamos a las inmediaciones del aeropuerto no vimos nada de ese palo, así que optamos por dejarlo gratuitamente en un campeiro y luego seguir andando. Llegamos al aeropuerto a las 07:00 y teníamos que estar en la puerta de embarque a las 08:00. Así que nos tomamos tranquilamente un café mientras hablábamos de las posibilidades del festival, grupos, canciones, etc… Entonces anuncian nuestro vuelo por megafonía, así que… ¡Allá vamos! Pasamos por seguridad… y por supuesto volví a pitar, soy el hombre pitido. Jejeje. Sólo tuve que quitarme las botas y ponerlas en una bandeja. ¡Qué coñazo! Ya en la zona franca, nos pedimos unas cervecitas bien frías para amenizar la cola y calentar motores para el Sonysphere… ¡Pero qué gusto! Anuncian por megafonía que Seijas es el hombre más sexy de la cola de Ryanair, y que el avión se retrasará unos minutos. Esperamos… En la cola vemos a algunos greñudos con camisetas negras con Slipknot y otros grupos, y nos preguntamos si también irán a dónde nosotros. Vemos cómo aterrizan y despegan aviones entre la niebla, y bromeo constantemente con el Juli. Anuncian por megafonía que Seijas ha conseguido un gallifante y que el vuelo a Reus de Ryanair ha sido cancelado. Se oyen cientos de nerviosos ohs, mientras yo tranquilamente le digo a Julián que no se altere, que seguro que arreglarían la situación. Así que nos pedimos unas cervezas. Personal de Ryanair nos dice que esperemos, que el anuncio de cancelación era precipitado. En fin, pensé, no os aclaráis ni vosotros. Veinte minutos después anuncian por megafonía que Seijas pierde la paciencia y que el vuelo de Ryanair a Reus ha sido cancelado definitivamente, y que los pasajeros pasen a recoger las maletas por facturación. ¡¡¡BASTA!!! Es en ese momento cuándo bajamos a la oficina de Ryanair y vemos una multitud de gente, algo menos tranquila que nosotros, gritando como verduleras en el mercado, pidiendo hojas de reclamación, y cagándose en todo lo cagable. Pues venga, paciencia y a hacer cola. La gente estaba muy nerviosa y no paraba de decir estupideces, y de agobiar a las pobres currantas. Y aquella cola avanzaba a paso geológico. Infelices, tenían que cambiar la fecha de sus vacaciones, quedarse un día más, o quedarse sin ver el festival, reclamar dineros… Llegamos al anhelado mostrador a las 12:00 y ninguna de esas opciones me satisfacía. Así que lo primero que le dije a la chorva fue: “Nosotros no queremos dinero, tenemos que estar en Barcelona esta tarde como sea.” Y entonces empezamos a ver posibilidades, horarias y económicas. Pillar un vuelo en otra compañía pronto lo descartamos, porque debido a la cancelación de Ryanair, los precios subieron de 150 a 600 € en cuestión de minutos. Como no contábamos con imprevistos, tampoco disponíamos de mucho efectivo. Haciendo escala en Madrid, nos ponían un vuelo a Girona, pero llegaba a las 22:00 y luego aún habría que encontrar transporte a Barcelona a esas horas. No. Contemplamos la opción de ir en coche, pero se tardaría 12 horas conociendo el camino y no llegaríamos. La otra opción de volar que nos daba la compañía y casi única por descartes, era de ir a Alicante. Allí llegaríamos a las 16:30. Tendríamos que buscar transporte de allí a Barcelona, y que nos permitiera llegar a una hora decente, para que nos mereciera la pena ir. Mientras nos lo miraban, yo decidí mirar por mi cuenta en un ordenador del aeropuerto, para aligerar trámites, pues el tiempo era oro. Vuelos a Barcelona no había. Los buses salían de noche, y llegaban a Barcelona al día siguiente. Sólo quedaba tren. Salía uno a las 16:16. No llegaríamos a ese. Salía otro a las 18:20 pero la hora de llegada era a las 23:45 de la noche. Sólo llegaríamos a Metallica, si llegábamos, y como Julián quería ver Machine Head y Slipknot, pues descarté la opción. Por lo tanto no había opciones. Me empecé a hacer a la idea de que nos quedaríamos sin ir. Volví al mostrador y le dije a Juli que no había nada. La chorva sólo nos confirmó lo que ya sabíamos. Nuestras caras de desesperación eran un poema. Tanto, tanto, que la chorva se compadeció y nos dice: “¿Y alquilar un coche?”. Nos miramos eufóricos. Era la única posibilidad. Entonces le decimos que nos mire coches en Alicante, y precios. Si era accesible a nuestro bolsillo, la decisión estaba tomada. Bueno, la chorva se volvió loca llamando a empresas de renta en Alicante. Y consigue hablar con una que le dice 200 €. Estamos conformes. Dejo a Julián cambiando los billetes a Alicante y corro a toda velocidad por el aeropuerto a sacar todo el efectivo que me queda en la cuenta, pues lo iba a necesitar. Al volver ya estaban los billetes cambiados, nos despedimos de la chorva, y nos emplazamos al día siguiente con ella para completar la reclamación ya con los tickets. Así que contentos y ya que faltaba poco para que saliera el vuelo, fuimos a seguridad, y no nos dejaron pasar. ¿Eh? ¿No les valía los papeles que les llevábamos? Jooodeeeer. Así que volvemos a Ryanair otra vez, y la chorva nos dice ¡que tenemos que pasar por facturación! Así que corriendo a facturación, allí cola, nos dan los boarding pass, y ahora si, pasamos por seguridad, no pito, subimos y para celebrar que todo había salido bien, pedimos unas cervezas, que nos tomamos tranquilamente mientras Juli se fuma unos pitillitos en la sala de fumadores. Faltaban 10 minutos para el vuelo, y le digo a Julián que iba siendo hora de ir, así que voy tirando mientras el termina. Qué raro. No había cola. Entonces pensé, ¿un avión para dos personas? ¡Qué guay! Y me acerco a la puerta de embarque. Nada más verme, la azafata me mira con ojos de plato y me grita: ¡¡¡PARA ALICANTE!!! Y yo: si, claro… Automáticamente coge el telefonillo y exclama toda agobiada: ¡No despeguéis, aún queda un pasajero en tierra! Y yo: ¡NO, QUE SOMOS DOS!, y voy corriendo a por Julián, y los dos corriendo por la puerta de embarque, escaleras, pista y avión, a lo Indiana Jones. Cuando subimos al avión petadísimo, y nos sentamos, teníamos la reconfortante sensación de que estábamos dentro, que lo habíamos conseguido, y que ahora todo saldría bien. Me puse los cascos y empecé a escuchar el Master of Puppets. Pensé en todos los Heavys que se rindieron en Santiago, y que no estarían en el concierto, que nosotros éramos los únicos supervivientes. (“Only the strong survive” No Remorse. Metallica.) Me sentí fuerte, feliz, y pensé que querer es poder. Como no habíamos desayudando, y sólo habíamos bebido cerveza, los cambios de presión nos marearon de lo lindo. Pero estábamos entre las nubes volando hacia nuestro destino, y todo iba salir bien. O por lo menos, eso creíamos.
¿Continuará?